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Ésta década está marcada por la Primera Guerra Mundial, y así empieza a darse en la moda grandes cambios importantes y decisivos, tal y como en la sociedad de la época.
El tiempo anterior a la guerra está marcado por las últimas bocanadas de la Belle Époque, con ropa muy ajustada, poco práctica y cuyo único objetivo era alcanzar la máxima belleza. Después de la guerra, se usaba una ropa más suelta, práctica y que buscaba la comodidad.
En esta época la diferencia de clases estaba muy marcada, ya que sólo las clases altas podían permitirse importar los mejores vestidos de las grandes casas de costura parisinas, mientras que las clases medias se esforzaban por imitar a la cúspide de la sociedad, las clases bajas estaban menos preocupados por la moda.
En 1910 se produjo un gran cambio influenciado por el ''Ballet Ruso'', se popularizaron los colores llamativos y la onda oriental, dejando de lado los colores pastel y las faldas largas, así, iconos como Mata Hari se convierten en ideales de belleza mundiales. Se dio paso al escote en ''V'' y las faldas se acortaron hasta el tobillo, que suponía un escándalo.
Triunfa la inspiración oriental, por ejemplo la japonesa con delicados diseños y la griega clásica con vestidos fluidos. En cuanto a sombreros, los complicados diseños usados antaño son sustituidos por diseños sencillos, al menos en cuanto al tamaño. Surge la moda del turbante, y las plumas siguen siendo el adorno favorito, en forma de gigrette, solitaria, en dúo o trío... Más tarde, las plumas desaparecen para los atuendos de día, pero siguen vigentes para la noche.
Vamos ahora con los cambios de 1914, que se encuentra bajo la influencia de la guerra. Se mostrará la imagen de una mujer emancipada, profesionales, luchando por sus derechos y por acceder al trabajo. Además, desde EEUU con el cine de Hollywood, nos llega la imagen de una mujer fuerte, libre, natural y sofisticada, sin caer en la sumisión y vulnerabilidad que mostraba la dama de la Belle Époque.
Los sombreros seguirán siendo tendencia, considerada una de las mejores inversiones, puesto que salvaba conjuntos de mujeres con economía más limitada. La mujer pobre usaba un pañuelo o nada en la cabeza, mientras que la mujer rica usaba sombrero o tocado de forma casi obligatoria.
También se produce un gran cambio en el peinado, que hasta entonces debía ser largo para complicados recogidos, y se da paso a cortes tan cómodos como favorecedores, como el Bob, con raya a un lado y flequillo. Raramente se usa el pelo liso, suele rizarse con tenacillas o bigudíes.
El maquillaje era usado en esta época, pero buscando un efecto natural, dejando así los rostros empolvados y blancos.
Los colores serán tonos profundos como el burdeos, marrón, azul marino, verde botella o negro. Para invierno, se usan tejidos como el terciopelo, la lana y la seda. Para verano, los linos y algodones, que más tarde darán lugar al crepé o el punto de seda.
El largo de la falda, cada vez más ancha, se acorta hasta la pantorrilla y en algunas ocasiones, hasta debajo de la rodilla, el escote alcanzará los hombros y la espalda. También surge el traje confeccionado para bailar, el cakewalk, el foxtrot o el tango.
En complementos, se limita el uso de las sombrillas, se llevan cada vez en menor medida los abanicos de plumas y la joyería para la noche, siendo la bisutería una opción aprobada incluso para las más elegantes mujeres.
Los zapatos seguirán en su línea, botines de cordones o botones durante el día, y zapatos de tacón medio para el verano y la noche, hechos en satenes forrados al mismo tono de un vestido o tafiletes. El baile de salón revoluciona esta década, y veremos así grandes cambios en el calzado femenino.
Además, fue en plena post guerra cuando aparece Coco Chanel, representando a una nueva generación de mujeres modernas e independientes. Su estilo cómodo y práctico a la vez que elegante triunfó con trajes de punto, flexibles para la nueva mujer.
Esperamos que os haya gustado la entrada,
Carmen y Alicia
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